miércoles, 6 de octubre de 2010

Armas De Tortura



 
Torturas barbáricas en extremo
utilizadas por la "Santa Inquisición",
institución de la Iglesia Católica Romana.
Escena 5, del Acto 7, del "Escandaloso drama convulsionado de la gran ramera".
"La mujer ebria de la sangre de los santos, y de los mártires de Jesús."
Advertencia. En esta “Escena 5”, veremos aparatos espantosos y procedimientos horrendos de tortura usados para ejecutar órdenes de los inquisidores católicos romanos contra “herejes”. Bien    pueden afectar gravemente a personas muy sensibles de corazón y espíritu, trastornando su mente, provocando repugnancia o nausea, y además, causando mucha indignación, enojo,   profunda depresión o hasta pesadillas.

Instrumentos de tortura. A la derecha, el sarcófago en posición vertical, se conocía como “Virgen de hierro”, o “Virgen de Nuremberg”. Las puertas, al igual que el espaldar, tenían púas largas y afiladas. Forzada la víctima a pararse dentro del aparato, al cerrarse las puertas, las púas penetraban en el cuerpo, pero no mataban de inmediato al acusado, pues estaban fijadas de tal forma que no lesionaban órganos vitales, así prolongándose la tortura hasta causar, con el andar del reloj, una muerte vilmente cruel. Se agravaba todavía más la tortura al abrirse y cerrarse las puertas sobre la víctima más de una vez.

Pintura por Hippolyte Delaroche, 1824, Musée des Beaux-Arts, Rouen, France.Juana de Arco interrogada por el Cardenal Winchester en la célula donde ella fue encarcelada.
La vestimenta “escarlata” del Cardenal Winchester lo identifica certeramente como siervo de la “bestia escarlata” y de “la mujer vestida de púrpura y escarlata”, la que viene montada sobre la “bestia escarlata” (Apocalipsis 17). Juana de Arco nació en el este de  Francia, en 1412 d. C., siendo sus padres Jacques d’Arc e Isabelle Romée. Obedeciendo a “visiones”, la joven Juana logró introducirse en el ejército Francés, llevándolo al triunfo en varias batallas importantes durante la Guerra de los Cien Años. Juzgada en una corte eclesiástica, fue condenada y quemada en una hoguera. Tenía tan solo diecinueve años de edad. Veinticuatro años más tarde, el Papa Calixto III revisó la decisión de aquella corte eclesiástica, encontrando inocente a la doncella y declarándola mártirPrólogo
-Estimado lector, al considerar usted las horribles torturas efectuadas por la "Inquisición" católica romana, tenga presente en todo momento, se lo suplicamos, que la Iglesia Católica Romana no es, ni representa de modo alguno, la original iglesia fundada por Jesucristo. Esta jamás tortura a nadie. Tampoco inicia o participa en "guerras santas" o "guerras religiosas" de naturaleza carnal. "Las armas de nuestra milicia no son carnales" (2 Corintios 10:4). Los cristianos fieles al Señor no toman venganza contra ningún enemigo de Dios o su iglesia verdadera (Romanos 12:19-20). Por cierto, "cristianismo" no es sinónimo de "catolicismo romano", ni viceversa. Atribuir "guerras santas" y "torturas de inquisición" al "cristianismo en general" no es correcto; no es honesto. Hacerlo es implicar que todas las iglesias del "cristianismo", que todos los integrantes del "cristianismo", sean culpables de "guerras y torturas en el nombre de Dios". Pero, ¡esto es muy lejos de la realidad! Sencillamente, porque el verdadero Reino de Dios y de Cristo "no es de este mundo... no es de aquí", palabras de Cristo dirigidas a Poncio Pilato (Juan 18:36), y lógicamente, hechas extensivas a todos los habitantes del globo terráqueo. Lamentablemente, el "reino del Vaticano" sí, en definitiva, es del mundo; es de aquí, es decir, de la tierra, terrenal, y por consiguiente, no es cosa extraña que actúe como reino terrenal. Lo trágico es que este "reino mundano del Vaticano", con su disfraz de "cordero", manso, humilde, espiritual (Apocalipsis 13:11), haya crecido tanto y se haya dado a conocer a tal extremo que los incrédulos e indoctos lo perciban como sinónimo de "la iglesia", "el cristianismo" o "el reino de Dios en la tierra", desconociendo ellos a la verdadera iglesia que Cristo fundó y al verdadero evangelio por el Espíritu Santo revelado (Juan 16:13). Si usted pertenece a este grupo que adolece de una percepción equívoca acerca de la Iglesia Católica Romana, lo inteligente sería procurar conocer a la iglesia puramente bíblica, la que no persigue, no tortura, ni hace alianzas con poderes seculares, sino que predica y sigue el evangelio de reconciliación y paz revelado solo y exclusivamente en el Nuevo Testamento. Permítanos recomendarle "Doctrinas fundamentales del evangelio", donde se encuentran estudios concisos sobre la iglesia ideal concebida y hecha realidad por Dios, como además, sobre el evangelio por ella proclamada –evangelio libre de credos y concordatos humanos, libre de venganzas y torturas, lleno de amor, tranquilidad, amistad y buena voluntad hacia todo ser humano.
-Referencias. La letra entre paréntesis al final de cualquier información o cita corresponde al libro identificado con la misma letra en Fuentes de información citadas en esta obra, al final de este escrito, y el número identifica la página donde se halla la información o cita.

En esta pintura por Joe Maniscalco (Derechos reservados), la celda, donde se encuentra amarrado a la pared un varón acusado de herejía, se ve bastante limpia. Según la historia, muchas prisiones de aquellos tiempos eran mazmorras, algunas subterráneas, llenas de ratones, sabandijas, podredumbre fétida, enfermedades contagiosas, excreta, orina, humedad y frío. ¿Se fija en las dos figuras paradas en la entrada? La que está vestida de una túnica púrpura es un clero católico romano. Con sus manitas “inocentes” tomadas en gesto típicamente hipócrita de “humildad y santidad”, seguramente no acude para consolar al reo, ni suplicar clemencia, sino para interrogar y condenar.
  Medios de tortura y muerte cuyo uso fue aprobado por oficiales católicos romanos, no faltando entre ellos algunos, excepcionalmente diabólicos, inventados especialmente por los “humildes y santos prelados”, o sus secuaces, con el propósito de forzar a las infelices víctimas a “confesar sus herejías”. Para colmo, solían inscribir las palabras “Soli Deo Gloria” (“Gloria solo a Dios”) en los aparatos satánicos confeccionados para torturar. También rociaban los instrumentos de tortura con “agua bendita” (B, 122).
 “La tortura principal fue el encarcelamiento prolongado.” (La Reforma, por Will Durant.  Página 211) Una pintura que ilustra este tipo de tortura aparece en la página anterior.
El “Auto-de-fe”, o sea, “Acto de fe”. “Llegando al lugar preparado para las ejecuciones, los que habían confesado [su herejía], fueron estrangulados, luego incendiados; los recalcitrantes [tercos, obstinados] fueron incendiados vivos. Alimentaron las llamas hasta que nada quedara sino las cenizas de los muertos, las que fueron regadas por campos y ríos. Los sacerdotes y los espectadores retornaron a sus altares y hogares convencidos de haber hecho una ofrenda propiciatoria al Dios insultado por la herejía. El sacrificio humano había sido restaurado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 213)
En Bélgica, queman en la hoguera a una dama sospechada de herejía.
Efectuándose un “Auto-de-fe” en Lima, Perú.
   
 “Auto de fe” en México. El último fue realizado en 1850 d. C.
a)  Procedimiento. “Al igual que en una representación teatral, los personajes que participaban en el auto de fe, vestían de acuerdo con su cometido y categoría. El cortejo que se formaba para llegar hasta el lugar de la representación tenía también sus normas en cuanto al orden y distribución de los participantes. Los reos eran conducidos de madrugada desde la prisión de la Inquisición hasta la capilla del Santo Oficio de donde salía formada toda la procesión. En algunos lugares llamaban a este desfile la procesión de la Cruz Verde por ser esta cruz el símbolo de la Inquisición. La cruz iba a la cabeza de la comitiva enarbolada por el fiscal del Tribunal que solía marchar a caballo. Detrás de él, a pie, caminaban los reos reconciliados portando cirios encendidos en señal de penitencia. A continuación iban los frailes dominicos precediendo a los reos relajados, es decir, a los condenados a muerte. Estos reos iban vestidos con una especie de casulla llamada sambenito, pintada con escenas del infierno, con terribles llamas y figuras de condenados. En la cabeza soportaban la coroza o capirote, una especie de cucurucho también pintado con símbolos infernales, generalmente hecho de cartón, que resultaba grotesco y humillante. Tras ellos iban los llamados familiares de la Inquisición que en algunos escritos figuran como ¨los ojos¨, y cerraban el cortejo, primero los lanceros a caballo (u otra delegación militar) y después los representantes de las comunidades religiosas existentes en la ciudad.”. Artículo Auto de fe)
 La Inquisición Española. ¡32,000 personas murieron en las llamas! “El ‘Auto de Fe’, o sea, ‘Acto de Fe’, fue una combinación de ceremonia religiosa y evento público efectuados para dar a conocer la sentencia contra quienes la Inquisición Española hubiese encontrado culpables. Demostraba el poder de la Iglesia. La práctica comenzó en Sevilla en 1481 y terminó en México, en 1850. Durante estos siglos, cerca de 32,000 personas murieron en las llamas.”

.“Sillón de púas”.
Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.
El “Sillón de púas”. Púas agudas en el asiento, el espaldar, los brazos y los descansos para piernas y pies penetraban la carne del acusado. Correas fueron utilizadas para sujetar al reo en el sillón y apretar su cuerpo contra las púas. “Frecuentemente, el asiento fue fabricado de hierro, el cual podía ser calentado. Estos implementos fueron usados en Italia y España hasta fines del Siglo XVIII, y conforme a algunas fuentes, en Francia, Alemania y otros países del centro de Europa, hasta fines del Siglo XIX.”

D.  El “Garrote”.
Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. “El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical, es decir, se le rompe el cuello a la víctima, que muere de esta manera rápidamente.”. Artículo Garrote vil)

  Las “Pinzas grandes” fueron utilizadas para arrancar las uñas de manos y pies. (B, 122)
  Las “Botas españolas” servían para aplastar piernas y pies. (B, 122)
      La “Virgen de hierro”. Ilustración y descripción al comienzo de este “Escenario”.
 La “horca”.
 El “Tenedor de hereje.”
   
Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.
“Tenedor de hereje” El reo, teniendo amarradas las manos, no podía mover su cabeza o cuerpo sin que penetraran cada vez más las puntas del “Tenedor de hereje”.

 “La cama de estirar el cuerpo hasta romper coyunturas.”
Haciendo uso de este mecanismo sádico, los verdugos estiraban, poco a poco, los miembros del cuerpo del culpado hasta descoyuntarlos, procedimiento que causaba indecible dolor. Pintura por Joe Maniscalco. Derechos reservados.
 Torturaron y desfiguraron a algunos acusados de herejías, vaciándoles “hierro candente” en los ojos, los oídos, la boca y hasta en otros orificios del cuerpo. (B, 123)
 Ojos sacados. A algunos culpados de herejía se les sacaron los ojos.
 El “Látigo” infligía terrible sufrimiento a algunas víctimas de la “Santa Inquisición”.
Un acusado de herejía es torturado bárbaramente a latigazos. A la izquierda, dos cleros católicos observan fríamente la acción.
N.  Quemados muchos ejemplares de la Biblia y de otros libros proscritos por la “Santa Inquisición”. Ejemplo. “En 1731, el conde Leopold Anton von Firmian, arzobispo de Salzburg, siendo también su gobernador secular, inició una persecución salvaje de los luteranos residentes en las regiones rurales de Salzburg. No solo desterró a decenas de miles de protestantes, sino que también ordenó confiscar y quemar todos los libros protestantes, incluso la Biblia.”  Artículo, en ingles, Book Burning)
Quemando ejemplares de la Biblia y de otros libros condenados por la “Santa Inquisición”.
A la izquierda, un clero católico romano vestido de “escarlata”, y dos vestidos de negro y blanco, observan el acto, sancionándolo, mientras feligreses de la Iglesia Católica Romana se hacen copartícipes de la represión del conocimiento, la entronización de la ignorancia y la violación de derechos innatos del ser humano de estudiar, aprender, analizar y determinar para sí mismo el rumbo espiritual de su vida, sin represalias o persecuciones humanas. Sucedió, pues, que los católicos romanos fueron los responsables de quemar muchos ejemplares de la Biblia, pero ni aun así pudieron detener el esparcimiento del la Palabra de Dios, ya que “la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25).
  Suspendido por manos atadas. Las manos de la víctima fueron atadas a espaldas; luego la víctima fue suspendida en el aire por una soga atada a sus muñecas. En esta posición, todo el peso del cuerpo constantemente hacía fuerza en las manos, las muñecas y los hombres de la víctima. (La Reforma, por Will Durant. Página 211)
Víctima suspendida de las manos.
 Ahogados. Usaron orina o excremento para ahogar a algunos “herejes”. (B, 123)
  Lanzados por peñascos. Algunos acusados fueron amarrados a estacas y lanzados por peñascos. (B, 123)
  Propiedades confiscadas. “Las propiedades de los herejes fueron confiscadas y divididas entre los inquisidores y los Papas.” (C, 253)
Tortura por agua. En este procedimiento, la víctima fue inmovilizada y luego dejaban gotear agua por su garganta hasta casi ahogarla. (La Reforma, por Will Durant. Página 211)

En una recámara de tortura, dos tipos, obedeciendo las órdenes de la “Santa Inquisición” católica romana han colocado el cuerpo de una mujer acusada de “herejía” sobre un tipo de banco, sujetando sus manos y pies con sogas. Están en el acto de echar agua en su boca hasta casi ahogarla, mientras observa un monje y una monja.
 La “rueda” fue usada para estirar el cuerpo de la víctima, procediendo entonces los verdugos a romper sus huesos.
Mientras un verdugo estira el cuerpo del acusado de “herejía” sobre una rueda, otro abanica llamas debajo de sus pies. Dos “santos” cleros de la Iglesia Católica Romana observan atentamente este acto sádico de tortura. El que tiene papel y pluma está escribiendo una descripción detallada del procedimiento y su efecto en el desdichado “hereje”.

U.  La “santa trinidad” fue un casco de acero calentado a rojo vivo, luego colocado sobre la cabeza del denunciado. Quitándosela las bestias brutales que se prestaban para las torturas, la piel quemada quedaba pegada al acero, y también los ojos mismos en algunos casos.

La “santa trinidad”: casco de acero calentado a rojo vivo.
  El “Taburete de Judas”. La siguiente ilustración dice más que muchas palabras.
 La “Guillotina”.
   

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